domingo, 24 de mayo de 2015

Es algo que se rompe

mayo 19, 2015

    Es algo que se rompe, que se destroza pero no se desintegra, sino que se transforma en la más pura luz. ¿Qué es efímero y qué no lo es? ¿Cómo transitar esa fina línea en equilibrio perfecto sin caer hacia ninguno de los dos lados? ¿Cómo diferenciar el sentimentalismo de los verdaderos sentimientos, los que te transforman, los que te permiten crecer?

    ¿Cómo entender lo que te pasa, verte desde afuera, observar la situación y observarte objetivamente, sin matices, reflexivamente, como un observador desinteresado atento sólo a la manifestación de esa ira, de ese enojo, de ese sentimiento de despojo, de ultraje, de intimidad violada? ¿Cómo entender que todos los objetos, esas cosas que hasta ayer estaban olvidadas en cajones esperando que alguien las descubriera nuevamente, que esos objetos no son yo, ni mis seres queridos (a quienes pertenecen), que esas cosas ya cumplieron su función? Vender, regalar, tirar al tacho de basura, tarea noble e innoble, liberadora y desgarradora. Sentimientos encontrados, tan finamente elaborados.

    Es un morir y un renacer, un soltar para liberar, para crecer, para honrar al verdadero yo, al que cuesta tanto ver, entender, aceptar, amar. A ese yo desnudo, sin vestidos ni disfraces, sin maquillaje ni etiquetas, sin nombre, sin historia, a ese yo que se libera de todas las ataduras para poder volar, para poder ser, para salir de la jaula que lo quiere atrapar.

    Vendo, entrego, regalo, sufro, lloro, río, canto, suelto, libero. Pero detrás de todo esto está mi yo que me dice que esté tranquila, que TODO ESTÁ BIEN y que todo es así como debe ser. Lo mundano es lo efímero, lo pasajero, lo que muere mil veces, lo que se transforma, lo que cambia. Y al darme cuenta de esto profundizo en mi ser, lo veo, sé que hay algo más, que lo tangible no es todo, que lo tangible es en realidad la nada y que sólo existe mi ser  que es eterno y duradero, único e irrepetible, que en mi ser estoy yo y estás vos, que somos uno, que lo que me pasa a mí repercute en vos, y así al revés también.

    Y es por eso que me amo y te amo, me honro y te honro, porque yo, en realidad, soy también vos, con todas tus flaquezas y grandezas. Gracias por estar ahí, por ayudarme a ver, a verme, a entender, a entenderme.

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