septiembre 27,
2012 3.20 am
Ser parte del big bang, partícula de la
re-creacion del Universo, fuego, luz, flotar, volar, sentir que nada importa, sentir
que todo importa. Parte del todo, el todo, llenar el vacío, ser luz en la
oscuridad primera, ser oscuridad y luego luz. Girar, flotar, dispararse en
billones de pedazos minúsculos de incandescencia creadora, nacer de la nada,
surgir del todo, ser un espiral de luz, una estrella, un planeta, una galaxia,
un sol, el Sol, la Luna , la amada Tierra, el planeta azul.
¿Cómo no amarlo todo si yo fui parte de ello
y aún lo soy? ¿Cómo no comprenderlo todo si es lo que me dio la vida? Soy parte
de la vida, la vida misma, la noche, la lluvia, las nubes, el universo entero,
un átomo , una célula. Todo eso soy yo. Amo todo. Lo que veo y lo que no veo. Lo
que toco y lo sutil. Lo material, lo volátil, lo oscuro, lo incomprensible.
Todo es perfecto. Así fue creado, así debe ser, la vida lo hizo así. Fue por
algo, fue porque sí, fue creación de lo absoluto. Todo es perfecto, todo es
sagrado, sin mancha, sin tinte.
¡Qué maravilla! ¡Qué perfección! Me dejo
llevar y asciendo hacia desconocidos parajes sutiles que ya vi, donde ya
estuve, adonde vuelvo, donde floto, donde extiendo mis alas y vuelvo a volar, a
sobrevolar el planeta, los planetas.
Me fundo en las ruedas de las galaxias, en
los oscuros rincones del Universo para re-nacer una y mil veces, siempre
distinta, siempre igual. Parecida al todo, igual al todo, salida de la nada, nacida del
todo, de lo absoluto, de lo eterno, del infinito, de lo sutil, de lo etéreo. Me
creo y re-creo infinitamente. Soy una y soy todo. Soy yo y soy vos. Y me siento Dios, soy Dios. Gloria, gozo,
pasión, paz.