febrero 7, 2013
Enorme
cuerpo pétreo, ser hecho de roca y corazón que late al ritmo del Universo. ¿Quién
sos? ¿Porqué atraés mi mirada que no puede dejar de contemplarte siempre con
asombro, buscando señales entre tus pliegues? ¿De qué estás hecho en realidad
bajo tu rígida presencia? Imagino que en cualquier instante vas a comenzar a
despertar de tu letargo, vas a comenzar a moverte, vas a sacar tus patas de
adentro de la tierra, y tu cabeza, que está escondida en algún lado, va a
moverse para que tus ojos puedan ver a tu alrededor.
Enorme cuerpo pétreo, tu maciza presencia es
de magnífica belleza. ¿Quién te construyó? ¿Quién te esculpió? ¿Siempre
estuviste aquí? ¿De dónde saliste? Nosotros, necios hombres, tenemos mil
teorías. ¿Es verdad que fuiste lava? ¿Puede ser que hayas hecho fuerza, que
hayas quebrado la tierra, que hayas emergido hecho una furia de fuego, que
hayas hecho temblar todo a tu alrededor, que hayas rugido, que hayas quemado
para después quedar petrificado y silencioso?
Enorme
cuerpo pétreo, yo sé que debajo de tu rocosa superficie hay un corazón que
late, un ser que vibra y que siente y que ama y que sufre y que ansía ver
finalmente que hay paz.
Enorme
cuerpo pétreo, observador silencioso, yo te oigo y te entiendo y extiendo mis
brazos en un abrazo de unión. Te admiro y respeto y oigo tu canto y veo tu luz.
Veo el gris de tus mañanas, el morado de tus atardeceres y el negro de tus
noches. Veo el sol aparecer en tu cima y la luna mostrarse desde tus alturas.
Proveedor de aguas cristalinas, cristales poderosos, árboles espinosos,
paisajes deslumbrantes, gracias por estar siempre ahí.
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