martes, 17 de junio de 2014

Estoy disfrutando de mi libertad

junio 3, 2014

    Estoy disfrutando de mi libertad. Estoy disfrutando al observarme. Estoy aprendiendo a vivir. ¡Qué simple es la vida cuando la vemos con los verdaderos ojos! ¡Que agradables pasan los días cuando le damos a todo su verdadera dimensión! Qué bien me siento al haber tomado la decisión de alejarme de quien me quiere limitar, la de decir no a lo que no vibra con mi energía, a lo que no se identifica conmigo. Qué paz, qué alegría aun en medio de las turbulencias y los acuerdos. Ya estoy viviendo con alegría lo que vendrá, ya vivo en los mundos venideros, ya sé qué vivencias disfrutaré. 

    Vivo el presente en paz, disfruto cada momento. Sé que saldré de esta situación más fuerte y más segura que antes porque ya me siento segura y firme. Estoy tomando las riendas de mi vida mientras dejo a la vida fluir. Veo cómo pasan los días en paz, aun en medio de mis diarias labores.

    Observo todo, aun a mí misma. No me veo como el centro sino como parte del cosmos. Y es por eso que no me tomo nada en forma personal. Veo como se desarrollan los acontecimientos sin juzgar ninguno. Los vivo pero no los juzgo. Dejo fluir y acepto, pero me aparto de lo que no vibra como yo. Y al no juzgar, no se me pega, no me afecta porque no le doy poder, porque no se apodera de mis pensamientos.

    Mantengo mis pensamientos libres de toxinas, no participo de conversaciones en las que se critica, se juzga, se insulta, se reprende, se agrede, no se comprende ni se acepta, ni se siente compasión, ni se ama. Viendo todo, me quedo con lo mejor y descarto lo demás, no le doy importancia, ni valor, ni poder. Y, de esa manera mantengo mi energía alta y puedo vibrar en el amor.

    Amo todo, me río con todo y de todo. No valen la pena los dramas, las historias y los cuentos. De nada sirven las rabietas y los insultos. Todo es como es, todo es perfecto. Y, aun aceptando, me aparto de las vibraciones bajas, me alejo para unirme y conectarme al creador, a la fuente, a la divinidad, al ser superior. El nombre no importa, el hombre etiqueta para encerrar, para delimitar. El absoluto no tiene nombre, tan solo es.

     Y yo, que me siento unida a Él, en ocasiones también tan solo soy. Y es en esos momentos cuando estoy en paz. Y esos momentos son cada vez más porque cada vez que mi mente divaga la traigo al presente y vivo el instante, y observo, y lato, y vibro. Y no me pierdo nada. Y río, y bailo, y canto, y lloro, siempre observando mis emociones y sentimientos. Y dejo fluir.

    Y veo que todo pasa, la risa y el llanto, y les doy su verdadero valor. Y es en esos momentos que tan solo soy, que me dejo llevar por la brisa y el viento. Los sonidos me transportan a parajes donde nunca estuve y los cuales ya vi una y mil veces. Y veo colores brillantes y oigo risas y voces y me dejo transportar por la eternidad del momento. Y en este preciso instante estoy acá y en todos lados, veo todo y soy todo, y no puedo dejar de amarlo todo porque yo fui eso y llevo en mi sangre su esencia.

    Vengo de la nada y soy el todo para retornar a la nada y volver a comenzar. La eterna rueda, el implacable espiral que hace y deshace para volver a empezar. Gracias maestros por estar siempre acá, por acompañarme y guiarme, por andar mis pasos para que no me equivoque, para que no me tuerza. Qué fuerza me da el saber que siempre van conmigo a donde yo voy. Los siento, sé que están ahí. ¡Gracias!


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