martes, 4 de febrero de 2014

Después de la inundación

abril 11, 2013

    La enorme ciudad pide que la ayude, pide que la salve. Dice que no quiere morir. ¿Qué puedo hacer? Nada puedo hacer si con el cemento taparon los poros de la Madre Tierra que hacían que el agua fluyera a sus entrañas y no permitía la inundación. Si hombres tan necios dejaron sólo pequeños manchones de verde para oxigenar.

    ¿Qué puedo hacer si corren arroyos y ríos enteros en tubos de concreto porque molestaban a la construcción? Si debajo de muchas veredas corre el río al que le "ganaron" en nombre del "progreso", del mismo progreso que pregona la cultura, el entretenimiento, las plazas, los restaurantes, los cines, los teatros para que se distraiga el hombre aburrido que perdió su Ser. Yo como en mi casa, escribo poemas, toco mi guitarra, leo lo que me acerca a Dios y me "distraigo" con mi Ser.

    No puedo ayudarte ciudad decadente. Ya cuando te hicieron anunciaron tu muerte y tu fin. Tus días de gloria fueron tan solo presagios de este momento. Te hicieron pensando sólo en ganancias y para ello inventaron necesidades efímeras, ilusiones de buen vivir, de buen pasar para tapar vacíos que sólo el alma puede llenar.

    Nada puedo hacer por vos porque algo más grande y más importante clama por volver a ser, por volver a estar donde enormes pedazos de cemento, que ya los veo escombros, tomaron su lugar. Pero, aunque esté tapada, esa Presencia está igual y ruge y brama y pronto saldrá y pronto arrasará. Nada ni nadie la podrá controlar, porque es indomable y tomará su lugar con mucho alboroto, y se hará oir más de una vez, ya que de otra manera parecen no entender.

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